Haz me quede en el ahora...

Haz que me no me disperse que me quede en ese instante, que no vaya atrás ni adelante, que te vea.. Que me quede detenida en la caricia de tu mano, sobre mi rostro, mi ser.. Cálmame, apagando la llama del deseo y luego... Vuelve a encenderla! Tienes ese poder.. Y así, quedarme en el Ahora para no salir huyendo, dejando pasar, sin querer, ese momento pleno. Dime que todo está bien, que el mundo y sus tribulaciones, a tu lado, no pueden afectarme.. Cálmame, ámame un poco, es lo que necesito. M.D.

Luz..

No le des entrada a la oscuridad, pues tu vida se llenará de ella. Tú, debes transmitir luz y dar cabida sólo a la luz... Tú, eres LUZ!! M.D.

Amor que no se aleja

Se acabaron mis lágrimas; solo queda la tristeza... Una inconformidad, un vacío que nada logra llenarlo. Camino, corro, me saturo...duermo y vuelvo a sentir que algo me falta. Tu amor, tu risa.. Tanto guardarte, ocultándote de mis días, de mi vida.. y descubro, que al final.. sigues allí: acechando, taladrando mi alma y Cubriendo mi corazón. M.D.

Lenguaje..

Existe un tipo de lenguaje, que todos conocemos pero pocos ponemos en práctica. Es innato, se perfecciona con la experiencia; podemos reconocerlo más allá de las palabras, los gestos... Es intangible como el viento, pero cuántas cosas en él podemos descifrar! Lo conocemos muy bien, porque dentro del mensaje, oculto, yace el dolor, el miedo, la fe, el amor, los fracasos, la ternura... Todo lo aprendido, inefable y sublime, más allá de todo lo material, más allá del mundo... Es el lenguaje del corazón. Por ello, quedémonos en silencio y oigamos lo que nos quiere decir. Abramos nuestros sentidos a lo interno y podremos saber de acuerdo a eso, que se espera de nosotros y cómo debemos responder al otro, a la vida, a nosotros mismos, porque dentro de cada uno esta Dios y el no deja preguntas sin respuestas. Oigamos el silencio y actuemos en consecuencia, es la forma más acertada de vivir.. Es ser inteligente. M.D.