Perdí el rumbo de mi vida
por ir tras una ilusión...
Me extravié sin poder hallar
la ruta de regreso...
Al inicio de mi viaje
no reparé en el camino
por donde transité;
tampoco volteé a
contemplar lo que
dejaba...
De repente, el viaje placentero
se convirtió en un deambular
interminable hacia ninguna parte,
hacia ningún abrazo...
Sin dirección, sin norte,
sin Brújula...
Hoy, no sé donde estoy:
Sí en el corazón que dejé atrás
ó, en el que se niega a
abrirme la puerta.
M.D.
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