Es imposible, acondicionar al corazón,
para una despedida...
Nunca estamos preparado para
una situación llena de angustia y caos...
Te desesperas y puedes atravesar el mundo
tras la persona que se aleja.
Pero, sabes que lo hará igual,
aunque le implores que no te deje...
Por ello, Dios, en su sabiduria y misericordia,
nos oculta nuestra muerte y la muerte de aquellos
que ocupan nuestros sentimientos.
Aunque, eso no impide que siempre sea devastador
y triste, triste, triste...
No es la primera vez, no. Han sido miles
las veces que hemos tenido que decir ADIOS
y siempre es el mismo dolor y los mismos
sentimientos...
Pero siempre volvemos a estar enteros...
Preparados para nuevos comienzos.
Y por dentro, muy tenue, no se ve a simple vista:
Nuestra alma rota, desordenada, mutilada...
¡Qué sentimientos nos quedarán para el futuro?
¿Qué podremos ofrecer a los que vengan que no
sea amargura?...
MD.
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