miércoles, 23 de diciembre de 2009

Almas...


Cae la tarde...
El sol se adormece en el silencio del adios...
y volvemos a ser lo que siempre fuimos.

Atrás, hemos dejado
lo que nos hace soportable la vida
y sus desmanes.

Atrás,nos convertimos en aquéllo
que soñamos ser.

Sumergidos en un mundo aparte,
nuestro, auténtico;
alejando la realidad por momentos.

Somos guadianes el uno del otro,
de lo que tenemos y con celo protegemos,
para no perder lo más puro del sentimiento.

Se paraliza el tiempo...
dejando paso al mago prestidigitador , El Destino,
que convierte el miedo en valentía,
la tristeza en Dicha y el deseo en amor.

No somos perfectos, pero nos acoplamos y
entendemos lo necesario, como para
mantener vivo el deseo...

Me conoces...
sabes lo que me hace feliz y también lo
que me atormenta.

Te conozco...
Sé de tus miedos
y de tus sueños...

Sí eso no es un sentimiento
especial, único, ningún otro puede
tener ese calificativo
ni ser más auténtico...


Las despedidas son más largas y complejas.
No te quieres ir, y yo,
no quiero que me dejes.

Me llevas contigo, aunque regrese a mi mundo, lejos de tí...

"Dos extraños, que caminaban por una calle,
se cruzaron por casualidad, y al verse,
sus labios dejaron escapar una sonrisa,
como reconociéndose...
y al proseguir ambos, sus caminos,
no sabían que Ella llevaba la imagen de Él
en su rostro y Él, el de ella".
MD.

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